Claude Monet

Claude Monet

Pintor francés


Claude Oscar Monet; París, 1840 - Giverny, 1926) Pintor francés, figura clave del movimiento impresionista. Sus inclinaciones artísticas nacieron del contacto con Eugène Boudín en Le Havre, y las excursiones al campo y la playa durante su adolescencia orientaron el posterior desarrollo de su pintura.

Después del servicio militar en Argelia, regresó a París, donde en el estudio de Gleyre conoció a jóvenes artistas como Renoir, Sisley y Bazille, y en el popular café Guerbois contactó con un grupo de intelectuales, literatos y pintores como Émile Zola, Nadar, Cézanne y Degas, que junto con Manet comenzaban a oponerse al arte establecido.

La pintura rápida como las pochades o études era, en aquella época, del agrado de la sociedad siempre que ésta se circunscribiera al tema del paisaje en pequeño formato. La temprana obra de Monet, La costa de Sainte-Adresse (1864, Institute of Arts, Minneapolis), recuerda a su iniciador, Boudin, pero adquiere mayor alcance al aplicar la pintura directa a temas y formatos de mayor complejidad y tamaño.

Similar innovación puede apreciarse en Mujeres en el jardín (1866, Museo de Orsay, París), obra rechazada en el Salón de 1867, en la que tres mujeres se divierten en el campo bajo un sol tan intenso que sus vestidos alcanzan el blanco en estado de gran pureza, con escasas modulaciones intermedias y marcadas escisiones entre las zonas de luz y sombra. La instantaneidad de la escena se pone de manifiesto tanto por la precisión luminosa del momento como por el dinamismo de las figuras, correteando y girando caprichosamente alrededor de un árbol. Con esta ambiciosa obra, Monet se aleja del tratamiento tradicional que hasta entonces se dio al retrato -el retrato de su primera mujer, Camile, había sido ensalzado por Zola en el Salón de 1866- y se inclina por la integración de las figuras en la naturaleza.

Mujeres en el Jardín (1866), de Claude Monet

Los serios problemas económicos y el nacimiento de su hijo ilegítimo, Jean, en 1867, condujeron a Monet a vivir una época de hambre y pobreza extremas, así como a un intento frustrado de suicidio. Durante la contienda franco-prusiana, el artista se refugió en Inglaterra, donde conoció a Pissarro y obtuvo el apoyo económico y la amistad de Paul Durand-Ruel. Allí se interesó mucho por la obra de Turner, que tanto influiría en su percepción de la luz y el color. Según Monet, el pintor que se coloca ante la realidad no debe hacer distinciones entre sentido e intelecto.

A partir de 1872, Monet se interesó por el estanque de Argenteuil como lugar idóneo para adaptar su técnica a la representación rápida del agua y la luz. La obra titulada Monet trabajando en su barco en Argenteuil (1874, Neue Pinakothek, Munich) representa esa especie de laboratorio náutico desde el que el artista podía navegar sobre el agua del estanque apreciando los cambiantes efectos luminosos de su superficie, que reproducía mediante diversas variaciones sobre un mismo tema. El barco-taller de Monet se oponía radicalmente a la idea de estudio que veinte años antes exaltaba Courbet en su obra El estudio del pintor, y suponía un pintoresco testimonio de las principales aspiraciones impresionistas.

Impresión, Sol naciente (1872)

La incipiente luz del amanecer y sus aleatorios reflejos sobre el agua pueden apreciarse también en la mítica obra Impresión, sol naciente (1872, Museo Marmottan, París), pintada en Le Havre. En poco más de medio metro cuadrado numerosas pinceladas se superponen en un solo color general neutro, captando el instante luminoso del amanecer y los destellantes reflejos del sol rojizo sobre el agua; la rapidez que la fugacidad del tema exigía condicionó el formato, la técnica e incluso el título, condensado manifiesto de intenciones que dio nombre al grupo cuando, en 1874, al mostrarse la obra en la primera exposición impresionista, el crítico Louis Leroy empleó el término para referirse despectivamente, en Le Charivari, a quienes hasta ese momento eran conocidos como el grupo de Manet.

El primero de los ismos modernos tenía ya denominación y Monet era considerado jefe del grupo. De 1878 a 1881 el artista permaneció en Vétheuil, trabajando en la línea iniciada en Argenteuil, sin participar en la quinta y sexta exposiciones impresionistas de los años 1880 y 1881. Después de una estancia en Poissy, que se prolongó hasta 1883, Monet, en compañía de su segunda esposa, Alice Hoschedé, se trasladó a Giverny, donde vivió hasta su muerte.

A partir de 1890 la pintura de Monet se vuelve más compleja y la inmediatez y la euforia iniciales se transforman en insatisfacción y melancolía, en un difícil intento por conciliar la técnica fresca y expresiva de sus primeros años con búsquedas más profundas y ambiciosas que podían prolongarse durante varios días, meses e incluso años, con la intención de crear obras que encerraran una mayor complejidad: variaciones que en su reiteración temática permitieran enfatizar la investigación de las resoluciones formales. Efecto de nieve (1891, National Gallery of Scotland, Edimburgo), Almiares (1891, Museo de Orsay, París) y Almiares, puesta de sol (1890-1891, The Art Institute, Chicago) son obras que forman parte de algunas de sus primeras series.

Sin embargo, la más conocida es la que dedicó en 1892-1893 a la catedral de Ruán, en la que se evidencia, de un modo poético y didáctico, cómo las variaciones de la luz alteran la percepción del medio que modula esa energía, cómo la luz y color constituyen fenómenos indisociables de la percepción humana. Monet pintó cincuenta cuadros de la catedral, dieciocho de ellos del pórtico, y afirmó: "Podría haber realizado cincuenta, cien, mil, tantos como segundos hubiera en su vida..."

Durante los últimos treinta años de su existencia, el artista trabajó en torno a su jardín de agua de Giverny. En un prado vacío por el que pasaba un pequeño arroyo construyó un exuberante jardín en el que un gran estanque, colmado de nenúfares de todos los colores y rodeado por sauces y árboles exóticos, se cruzaba por un pequeño puente, de forma ovalada, que aparecería en numerosas pinturas de la época, como en El estanque de las ninfeas (1900, Museo de Orsay, París) o la lírica composición titulada El puente japonés (1918-1924, Museo de Orsay, París).

El puente japonés

Todo el tiempo y el dinero que Monet invirtió en la construcción de este jardín se vio compensado por las pinturas que de él surgieron; el agua era nuevamente un espejo cuya apariencia se modificaba con los efímeros e imprevisibles cambios del cielo que en él se reflejaban.

Allí nacieron también las conocidas series de Ninfeas o nenúfares que, más tarde, se asociaron a las aportaciones de Vasili Kandinsky, Paul Klee, Pablo Picasso y Georges Braque, como símbolos del nacimiento de la abstracción en la pintura occidental, tras largos siglos de predominio de la representación figurativa. Las Ninfeas: paisaje acuático (1903, Bridgestone Museum of Art, Tokio), Nenúfares al atardecer (1916-1922, Kunsthaus, Zurich) o Ninfeas (1919-1920, Museo Marmottan, París) son obras de gran formato que, en cierto modo, pueden ser contempladas por el espectador contemporáneo como pinturas abstractas.

Menúfares, (Las Nubes), de 1903

Cézanne aludió a la capacidad del artista para captar objetiva e inmediatamente la realidad. Sin embargo, su proceso creativo iba más allá de la observación directa de la naturaleza, y empleaba la memoria visual como recurso imprescindible para el acabado de sus composiciones. Las imágenes que se forman en la memoria son percepciones, igual que las determinadas por la visualización de las cosas, y entre ambas puede surgir, como ocurrió en la pintura de Monet, una nueva concepción de la imagen pictórica de la realidad. En sus últimas composiciones de lirios de agua, la forma está prácticamente disuelta en manchas de color, lo que, de algún modo, resulta una anticipación de lo que sería más tarde el arte abstracto.

Claude Monet: Almuerzo sobre la hierba. 1865-1866. Óleo sobre lienzo. 248 x 217 cm. Museo de Orsay, París, Francia.

En 1863, la crítica destruyó a Edouard Manet en el Salón Oficial de París a causa de su obra Desayuno sobre la hierba. Sin embargo, Claude Monet había quedado fascinado por la pieza y decidió hacer su propia versión como homenaje al polémico pintor. La de Monet tendría las ambiciosas dimensiones de cuatro metros de alto por seis metros de largo. Era, al mismo tiempo, un reto.


Edouard Manet: Almuerzo sobre la hierba. 1863. Óleo sobre lienzo. 208 cm × 264,5 cm. Museo de Orsay, París, Francia.

Comenzó a pintar el Almuerzo sobre la hierba en 1865, avistando participar en el salón de 1866. Su precaria economía lo hizo abandonar el proyecto y tuvo que ofrecerlo como garantía de pago del alquiler. El lienzo estuvo enrollado y almacenado por su dueño temporal hasta que Monet lo recuperó en 1884. Ante el notable deterioro, hubo de recortarlo. De la obra quedan solo dos fragmentos: el central y el lateral izquierdo.

En la escena, el pintor representa un almuerzo campestre en un aire informal y cotidiano. Marcando distancia con Edouard Manet, retira el desnudo y viste a todos los personajes, cuyos trajes delatan su estilo de vida. Los personajes son, ciertamente, burgueses que celebran el festín de vivir, sin escándalo, sin trascendencia. A Monet no le interesa la polémica temática más que el lenguaje plástico.

Claude Monet: Estudio para Almuerzo sobre la hierba. 1865. Óleo sobre lienzo. 130 x 181 cm. Museo de Bellas Artes Pushkin, Moscú, Rusia.

Si bien la pieza original no logró preservarse completa, sí se preservó un Estudio para almuerzo sobre la hierba. La diferencia más evidente está en el joven sin barba que aparece sentado sobre el mantel. Este personaje es sustituido por un hombre barbado que parece una referencia a Gustave Coubert, un pintor realista muy admirado de Monet que se habría dignado a visitarlo en su taller en los días en que Monet trabajaba en el proyecto.

Izquierda: Claude Monet: Camille con vestido verde. 1866. 231 x 151 cm. Galería de Arte de Bremen, Alemania.
Derecha: Carolus-Duran: La dama del guante. 1869. Óleo sobre lienzo. 228 x 164 cm. París, Museo de Orsay, París, Francia.

El cuadro Camille con vestido verde de Claude Monet fue exhibido en el Salón Oficial de 1866 y tuvo una gran aceptación, cosa que no fue del agrado de Edourad Manet que, al ser confundido con Monet, recibió felicitaciones por error. Además, Manet había estado en el ojo de las críticas en 1863 y el Salón Oficial lo había rechazado en 1865 a causa de su cuadro Olympia.

En su Libro Impresionismo, Paul Smith compara el cuadro Camille con vestido verde con la obra La dama con guante de Carolus-Duran, discípulo del pintor David y participante asiduo de los círculos realistas de París. Aunque la pieza de Carolus-Duran es posterior a la de Monet, la comparación le permite a Smith concluir que Monet había tomado una parte importante del lenguaje pictórico realista, ampliamente valorado en el gran Salón Oficial. De allí que fuera admitido.

En su análisis, Smith distingue que Monet ha hecho lucir el vestido, empleando para ello una pose artificial propia de las ilustraciones de moda. Al mismo tiempo, ha dotado la escena de luz artificial para acentuar el carácter. Monet deja traslucir elementos que recuerdan la iluminación y la calidez de Coubert y el trazo de Manet, que ejerció gran influencia en él.

Derecha: Charles Gleyre: Minerva y las Gracias. 1866. Óleo sobre lienzo curvo. 275,5 x 186 cm. Museo Cantonal de Bellas Artes. Lausana, Suiza.
Izquierda: Claude Monet: Mujeres en el jardín. 1867. Óleo sobre lienzo. 256 x 208 cm. Museo de Orsay, París, Francia

Paul Smith compara el lienzo Mujeres en el jardín de Monet con Minerva y las Gracias de Charles Greyre, en cuyo taller trabajó Monet algún tiempo. Con ello, Smith pone en evidencia la verdadera revolución de la generación impresionista.

Como era costumbre en el arte, Greyre representa un episodio de carácter literario-narrativo, intentando eternizar los ideales platónicos de belleza y bondad a través de la representación del mito de Minerva, diosa de la sabiduría, y las tres Gracias, símbolo de la hermosura. Volcado al contenido, la técnica del pintor se hace invisible para que el tema reluzca, sin dejar huella de su trazo.

Un año más tarde, Monet ejecuta un lienzo que representa igualmente a cuatro mujeres en un ambiente vegetal, pero estas serán mujeres comunes. El pintor no ha representado un valor eterno, sino un instante fugaz y pasajero, un gracioso encuentro entre amigas que celebran la vida burguesa. Son el símbolo de la nueva clase media que busca construir su propio valor.

Monet no oculta la técnica en el lienzo. Por el contrario, la exhibe, muestra el trazo, guía la atención del espectador al lenguaje plástico que Greyre y todos los pintores tradicionales hubieran ocultado deliberadamente.

Como era propio del estilo en germinación, Monet aprovecha los colores azules y verdes para sombrear y modificar la piel de los personajes. Retrata antes la luz veraniega intensa que se apodera de la escena. Lo trascendente será, pues, el lenguaje pictórico.

Claude Monet: La Grenoullére. 1869. Óleo sobre lienzo. 74.6 x 99,7 cm. Museo de Arte Metropolitano, Nueva York, EE.UU.

La Grenouillère se trata de una serie de varios cuadros tipo marina desde diferentes ángulos y momentos. En este lienzo, Monet se compromete ampliamente con el tratamiento de la luz y los efectos de ella sobre los objetos. Se entrega, rápidamente, a la plena forma del impresionismo.

A partir del trabajo al aire libre, cosa solo posible en aquella época gracias a la invención de los tubos de óleo, Monet aprovecha un trazo apurado para dar vida a las impresiones luminosas y a la fugacidad del momento. El espectador asiste a la escena como uno más. No hay juicio moral, no hay trascendencia temática. El interés se ha volcado sobre el lenguaje plástico.

Renoir hizo junto a Monet una versión de esta misma escena.

Claude Monet: Campo de amapolas. 1873. Óleo sobre lienzo. 50 x 65 cm. Museo de Orsay, París, Francia.

En 1871 Monet se establece temporalmente en Argenteuil, donde desarrolla con solidez el estilo que ha ido descubriendo, gracias también a los paisajes que le ofrecía aquella localidad. De esta etapa es la obra Campo de amapolas, exhibida en el Salón de los Rechazados de 1874 junto a otras 8 piezas. En el cuadro se distinguen dos secciones separadas por líneas oblicuas. A la izquierda, en el campo de amapolas, predomina el rojo, mientras que a la derecha predomina el verde azulado. En la escena, el campo de amapolas es atravesado por dos parejas de mujer y niño. La que destaca en primer plano es la esposa de Monet, Camille, y su hijo Jean, quienes frecuentemente fueron modelos de sus cuadros.

Claude Monet: "El tren de Normandía" de la serie Estación de Saint Lazare. 1877. Óleo sobre tela. 59,6 × 80,2 cm. Instituto de Arte de Chicago, EE.UU.

Hacia 1877 Monet se muda nuevamente a París y, respondiendo a su deseos de ser un pintor de su tiempo, en lugar de dejar de lado el mundo cotidiano de la ciudad industrial, lo incorpora en sus lienzos. Será la estación de Saint-Lazare la que le dé a Monet la ocasión de seguir explorando la luminosidad y las texturas del vapor. Siete lienzos dedicará el pintor a la estación Saint-Lazare.

A diferencia de otras series donde Monet retrata el mismo paisaje bajo distintas variables atmosféricas, como La catedral de Rouen, en Estación Saint Lazare Monet retratará no solo diferentes atmósferas, sino objetivos, encuadres y perspectivas diferente de la vida en la estación.



Izquierda: Claude Monet: Los almiares (fin del verano), 1890-91. Óleo sobre lienzo. Instituto de Arte de Chicago, EE.UU.
Derecha: Claude Monet: Los almiares , efecto de la nieve en la mañana, 1891. Óleo sobre lienzo. Museo J. Paul Getty, California, EE.UU.


Hacia 1883 Monet se muda a Giverny con su nueva pareja, Alice Hoschedé, luego de que Camille falleciera en 1879. Allí se dedica a explorar las nuevas posibilidades que el paisaje local le ofrece. Sin planificarlo así, acabó por desarrollar una de sus series más conocidas, Los almiares, que abarca un total de 25 lienzos. Monet logra captar la diversidad lumínica que distingue a cada período del año, sobre los montones de trigo.

Las ambiciones estéticas de Monet crecían con el tiempo. Algunos de estos cuadros fueron retocados luego en el estudio, para alcanzar mayor nivel de perfeccionamiento. En realidad, él necesitaba, dice Paul Smith, no solo retratar un efecto lumínico, sino hacer una composición armoniosa y una serie estéticamente unificada.

Claude Monet: La catedral de Rouen. 1890-1894. Óleo sobre lienzo. Varias localizaciones.

En un tiempo en que Francia asistía a un renacimiento del interés en la catolicidad, Monet se dedica a desarrollar esta serie inspirada en la catedral de Rouen, ubicada en la región francesa de Normandía.

Era la vista desde la ventana de un estudio que había alquilado, y que quedaba al cruzar la calle. La serie llegó a tener más de treinta piezas y ocho de ellas fueron vendidas antes de ser expuestas.

Además de captar la luminosidad, elemento característico de su obra, Monet logra con gran maestría capturar la porosidad y textura de la fachada de piedra del edificio religioso.

Claude Monet: Londres, el Parlamento. Boquete de sol en la niebla. 1904. Óleo sobre lienzo. 81 x 92 cm. Museo de Orsay, París, Francia.


Durante un período de estancia en Londres junto con su esposa Alice, Monet se dedica a retratar la vista desde el Hospital San Thomas, que le permite capturar el río Támesis y el paisaje alrededor. Son de este período las series del Parlamento de Londres y también el puente de Charing Cross y el puente de Waterloo.

En la serie sobre el Parlamento de Londres, Monet logra representar el edificio entretejido con la niebla característica de la ciudad. Pero esta vez el parlamento será casi una fantasmagoría, una silueta que se abre en un fondo cargado y nublado, convertido en sombra. Nos recuerda a los trabajos de William Turner.

Años más tarde haría lo propio en la Serie de Venecia, que visitaría junto con su esposa de la mano de un grupo de entusiastas del arte, y en la que plasmaría diversos escenarios de la emblemática ciudad.

Claude Monet: Nenúfares: reflejos verdes. 1915-1926. Óleo sobre lienzo. 200 x 850 cm. Museo de la Orangerie, París, Francia.

Durante su estancia en Giverny, Monet cultivó un hermoso jardín con un puente japonés. Ese jardín de Giverny no solo fue el pasatiempo de Monet. Fue también su fuente de inspiración, especialmente en los últimos años de su vida.




Jardín de Monet en la actualidad.

El pintor desarrolló a lo largo de los años una auténtica pasión por representar en sus lienzos aquellas maravillas de su jardín: los nenúfares. La serie alcanzaría un total de 250 lienzos, hoy distribuidos en muchas salas y galerías del mundo.

Parte de los Nenúfares de Monet fueron pintados en tiempos de la Primera Guerra Mundial. Si bien Monet estaba en un mundo privado y tranquilo, cuenta Paul Smith que desde su casa se podía escuchar el paso de los trenes con las municiones. Según el investigador, es posoble interpretar esta serie como un esfuerzo del pintor por preservar el mundo que la guerra amenazaba con destruir.

De hecho, Monet acabaría por donar una parte de la serie al Estado francés como un símbolo de paz, justo después de la firma del Armisticio de Compiègne, firmado el 11 de noviembre de 1918. Esta muestra, hoy conservada en el Museo de la Orangerie, es considerada la "Capilla Sixtina del impresionismo".


A continuación, un video acerca del análisis de sus obras y un poco sobre su vida:

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